Si te preguntamos sobre qué tipo de textos descriptivos conoces qué dirías. Sin duda conoces más de los que crees. La descripción es un tipo de texto que se utiliza para expresar cosas muy diferentes. ¿Un diccionario? Sí un diccionario también es una descripción. Sin embargo, aunque te parezcan tan variados sí podemos clasificar todos los posibles textos descriptivos en dos tipos como a continuación veremos. Pondremos ejemplos para que te quede más claro.

Descripciones técnicas

En ellas se ofrecen las cualidades y características de las cosas con la finalidad de informar sobre ellas y presentar sus rasgos más destacados. Este tipo de descripciones solemos encontrarlas en los diccionarios, enciclopedias o en los libros y publicaciones de contenido científico o sobre historia.

Descripciones literarias

Con ellas se pretende dar una visión personal de lo que se describe y hacerlo de una forma que atraiga y emocione a quien la lee o escucha. La llamamos literaria porque normalmente aparece en novelas, cuentos y otros textos literarios, pero también la encontramos en textos periodísticos y en textos publicitarios.

Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas al cielo con tu lanza chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Gerardo Diego: El ciprés de Silos
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Para clasificar las descripciones también podemos fijarnos en el tipo de elemento que se describe ya que hemos dichos que cualquier cosa puede ser descrita, ¿qué tipos se te ocurren entonces? Eso es, hay muchas, sin embargo las descripciones más habituales suelen ser las que presentan las características de las personas, los objetos y los lugares. Por eso vamos a señalar a continuación sus rasgos más destacados.

Descripción de personas

Vamos a leer ahora una de las descripciones de personajes más conocidas de nuestra literatura. Pertenece al libro "La vida del Buscón, llamado Don Pablos", de Francisco de Quevedo, y nos habla del sacerdote llamado Dómine Cabra, quien va a ser maestro del protagonista. Se trata de un texto escrito en el español de siglo XVII, por lo que es posible que tengas algunas dudas con ciertas palabras. Si lo crees conveniente, puedes utilizar el diccionario de la RAE:

"Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza pequeña, los ojos avecindados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, de cuerpo de santo, comido el pico, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que de pura hambre parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos; las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban los huesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética, la barba grande, que nunca se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese. Cortábale los cabellos un muchacho de nosotros. Traía un bonete los días de sol ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra y desde lejos entre azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con esto y los cabellos largos y la sotana y el bonetón, teatino lanudo. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues ¿su aposento? Aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria"
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¿Qué te ha parecido? ¿Lo has entendido bien? Como contraste, ahora te proponemos esta otra descripción de un chico, del escritor italiano Edmundo de Amicis, como verás es muy diferente a la anterior:

Entró el director con un nuevo discípulo, un muchacho de cara muy morena, de cabellos negros, de ojos también negros y grandes, con las cejas espesas y juntas; todo su atuendo era oscuro, con un cinturón de cuero negro. El director, después de haber hablado al oído con el maestro, se fue, dejándole a su lado al muchacho, que nos miraba con sus ojazos negros, como atemorizado. Entonces, el maestro lo cogió de la mano y dijo a la clase:

-Debéis alegraos. Hoy entra en la escuela un pequeño italiano nacido en Calabria.

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¿Has visto cómo se describe en los textos a los personajes? Observa que cuando se caracteriza a un personaje en un relato, o bien cuando queremos que alguien sepa cómo es otra persona en cualquier conversación, podemos presentarla de varias formas:

Además, dependiendo de la intención que tengamos al realizar la descripción de la persona, puede ser:

Descripciones de objetos

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Vamos a imaginarnos ahora que hemos perdido algo, una maleta cuando volvíamos de viaje, por ejemplo. ¿Qué hacemos para identificarla ante el empleado de la ventanilla de reclamaciones de la compañía con la que hemos volado? La describimos, claro. Para ello aportamos las siguientes informaciones:

• Hablamos de su forma: cuadrada, rectangular, alargada...
• De su apariencia: es roja, de tejido, rígida, blanda, con ruedas...
• De su tamaño: es grande, pequeña, de tamaño mediano...
• De su utilidad: sirve para viajar en avión, transportar mi equipación, llevar mi mascota...

Seguro que después de dar todas estas informaciones, la compañía aérea va a tener mucho más fácil la tarea de encontrar tu equipaje, ¿no te parece?

Descripciones de lugares

Cuando hacemos una relación de las características más destacadas de un lugar, sea interior o al aire libre, estamos haciendo su descripción. También se conoce como topografía.

Lo habitual es que este tipo de textos presenten una primera visión general del espacio que se describe y después se elige una organización para detallar los diferentes elementos que hay en él: de lo más cercano a lo más lejano, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, etc.

Se puede describir desde los espacios más reducidos, hasta todo un país. Observa por ejemplo cómo se describe Italia en esta guía de viajes:

Quien viaje a Italia se verá envuelto en el irresistible torbellino de su forma de vivir: explosiva, jubilosa, pletórica de buen humor y despreocupada. El cielo es claro, el aire es suave, el país y sus gentes están hechas para la dicha. De Vd. depende el compartirlo, ya que los italianos están siempre dispuestos a recibirle. Su grandeza histórica ha hecho de Italia un enorme museo, capaz de satisfacer por su diversidad y multitud de contrastes al visitante más exigente. Es quizás esta variedad su característica más profunda, el secreto que fascina al forastero. Con la cabeza en los Alpes y su bota casi apoyándose en Africa ofrece, como ningún otro país, un sinfín de posibilidades, desde los bellos lagos del Norte hasta los cálidos mares meridionales, pasando por sus interesantes catedrales góticas, sus templos griegos, la racionalidad de su Renacimiento, etc. El País ofrece, además, una realidad para cada deseo: para el amante de la tranquilidad y del "dolce far niente"; para el coleccionista de antigüedades o el apasionado del arte o de la belleza o de la arqueología, etc. Y, recordando el refrán de que "todos los caminos conducen a Roma", supone una auténtica experiencia visitar esta histórica ciudad, sede del más vasto imperio de la antigüedad, cuna del catolicismo y meta de los enamorados del pasado y de los artistas, pues en arte sólo Atenas puede comparársele. A cada paso encontrará un palacio, una iglesia, un museo, una bella obra de arte, en fin, digna de admirar y maravillarse ente el glorioso y pasado esplendor que representa.

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