Playa de Liepe. Eva Gonzalès. Wikimedia Commons, d.p.

 

La pintura impresionista nació en Francia y tuvo en ese país sus mejores representantes. Como hemos visto, empezó siendo un estilo incomprendido y rechazado por el gusto oficial y las academias, pero con el tiempo terminó triunfando y teniendo seguidores en todo el mundo. En la actualidad las obras de los pintores impresionistas están entre las más cotizadas del mercado del arte, y cuando se celebran exposiciones monográficas de este estilo suelen tener una gran acogida entre el público.

 

No podemos mencionar a todos los pintores (y pintoras) representativos del impresionismo, pero suele haber un acuerdo casi generalizado en considerar que los artistas que vamos a mencionar son los grandes maestros de este estilo. Eso sí, los vamos a tratar al modo impresionista, es decir, apenas te vamos a ofrecer unas pinceladas sueltas sobre cada uno. Lo importante es que seas capaz de captar los rasgos comunes que les hacen ser representantes del estilo impresionista.

Edouard Manet dibujado por Edgar Degas. Wikimedia Commons, d.p.

 

Edouard Manet no es un pintor impresionista al cien por cien, pues sus figuras tienen aún siluetas perfectamente nítidas, y en muchos aspectos se le puede considerar realista, pero tuvo una vinculación personal y de amistad con el grupo impresionista y también fue muy innovador. Se inspiró en la tradición de la pintura anterior, en especial la española de Velázquez y Goya. Cada obra suya era un escándalo, como el Desayuno campestre o su Olimpia.

 

Joven reclinada con ropa española. Wikimedia Commons, d.p.	El viejo músico. Wikimedia Commons, d.p.

 

 

C. Monet retratado por Auguste Renoir. Wikimedia Commons, d.p.

 Claude Monet, del que ya has visto varios cuadros, fue el pintor que dio nombre al movimiento impresionista. Los temas principales de sus cuadros son la luz y el agua en sus variaciones momentáneas. Los primeros cuadros como Impresión, sol naciente son el deseo por atrapar el instante. Lleva a cabo la disolución del objeto mezclándose con el aire y la luz. Pintó series de acantilados y paisajes. La más impresionante es La catedral de Rouen. La luz penetra en las sombras y la piedra se disuelve. El resultado es un cuadro tremendamente emocional. 

 

Mujer en el jardín (1867). Wikimedia Commons, d.p.	Tren en la nieve (1875). Wikimedia Commons, d.p.

Autorretrato de Auguste Renoir. Wikimedia Commons, d.p.

Pierre-Auguste Renoir es el más alegre del grupo impresionista. Sus temas habituales son el calor, la gente y la alegría de vivir, por lo que introduce más figuras que sus compañeros en sus obras. Es menos intelectual y más espontáneo que ellos, y sus cuadros se caracterizan por captar a personajes en momentos cotidianos, sin premeditación ni posado. Una de sus obras más conocidas es En el Moulin de la Galette, que vamos a ver ampliada y comentada.

 

Claudia Renoir jugando. Wikimedia Commons, d.p.	Le déjeuner des canotiers. Wikimedia Commons, d.p.

Autorretrato de Edgard Degas (1855). Wikimedia Commons, d.p.

 

Edgard Degas es el más clásico del grupo. No se interesa por los paisajes, pero también trata de captar la fugacidad de la luz y del momento en su tema preferido: las bailarinas. No se trata de retratos idealizados, sino de instantáneas fugaces tomadas en momentos cotidianos, aunque eso sí, con ligeras correcciones posteriores en el taller.

 

Balilarinas (1880). Wikimedia Commons, d.p.	Clase de danza (1872). Wikimedia Commons, d.p.