El comienzo de una larga travesía
El 150º aniversario del instituto se cumplió en Abril de 1995. Desde su existencia ( 1845, Ley Pidal ) el primer catedrático de ciencias, D. Rafael García y Álvarez ( foto de arriba, con la barba blanca, de pie, detrás del planetario ), y uno de los introductores del darwinismo en España, confeccionó buena parte de las colecciones con que cuenta este Centro, siendo referidas por su interés en numerosos volúmenes nacionales e internacionales. Dicho material se refleja en un catálogo de 1886, precedido de una memoria educativa, redactado y manuscrito por dicho catedrático y de un extraordinario interés educativo y científico.

Posteriormente, el catedrático D. José Taboada Tundidor prosigue en la misma línea, y a él se deben las colecciones de estereoscopía de Anatomía Humana y la ampliación del material científico de la época: microtomos, microscopios, brújulas ...etc . Esto suscitó el comienzo de reclamaciones a todo tipo de estamentos para que ciertas dependencias del Instituto fueran destinadas a lo que, sin duda alguna, sería el mejor Museo de Historia Natural de toda Andalucía.

En 1940, el material estuvo estructurado como Gabinete de Historia Natural.
Actualmente conservamos en el instituto la correspondencia del entonces Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, D. Natalio Rivas al arquitecto granadino D. Fernando Wilhelmi, en la que se dan las instrucciones oportunas para que, a la par que diseñara la interesante verja que circunda al edificio —no se nos olvide que está catalogado— fuera haciendo el proyecto para el Museo.

Extracto de una carta que le manda D.Natalio Rivas a D.Fernando Wilhelmi en 1917.
El sueño de García y Álvarez hecho realidad
Bajo las directrices Luis Castellón, y aprovechando la reestructuración y restauración interna de algunas de las dependencias del Instituto, se consigue, tras no pocas dificultades, y nobleza obliga, con el apoyo del equipo directivo, que se reserve el ala oeste de la planta sótano para la instalación y adecuación del Museo de Ciencias, con una distribución por en tres salas y un pasillo, ocupando una superficie aproximada de 220 metros cuadrados.
El sueño de García y Álvarez se estaba haciendo realidad!

Hemos de decir que esta actuación inicial no hubiera sido posible sin la colaboración desinteresada de un equipo de alumnos, posteriormente presentada en el IX Congreso Nacional de Jóvenes Investigadores en 1996, obteniendo el Premio del Congreso celebrado a tal fin.
Hoy, diez años después, no sólo ha crecido y mejorado en su exposición, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, sino que ha sido objeto de numerosas visitas: una media de cuatro mil quinientas personas por año, despertando el interés en cualquier tipo de procedencia, desde investigadores, CSIC, doctorandos, estudiantes de todo tipo y edad, y colectivos de lo más diverso, asociaciones de profesionales, de vecinos, de etnia gitana, grupos de tercera edad… hasta cofradías, como una de las actividades culturales que anualmente realizan.
Desde hace unos meses, forma parte del Museo la colección de aparatos de Física y de Química, dispuestos en una sala contigua. Era el complemento indispensable para la Gran colección.Se encuentra en una gran sala en el mismo sótano, y desde ya, quedan todos invitados a visitarla para su deleite.
|
|
El material se encontró, salvo excepciones, agolpado en un laboratorio, y deteriorado por el tráfico del alumnado y profesorado, y con tentativas de expolio por parte de otros organismos. Algunas maquetas del Dr. Auzoux tuvieron que ser restaruradas , y algunos animales disecados fueron descartados para su exposición dado su lamentable estado.

Así nos encontramos la colección
Afortunadamente, la colaboración desinteresada que hace una década ofrecieron tres alumnos del centro, Pilar, Eduardo y Carmen, coordinados en todo momento por el Catedrático D. Luis Castellón, hizo posible que la extraordinaria colección iniciada por D.Rafael García y Álvarez se transformara en el museo que siempre debió existir.
Algunos de ellos nos han contado algunas de sus experiencias por entonces cuando se ofrecieron para ayudar en el proyecto que les valió un merecido premio:

Tres alumnos trabajando en la creación del Museo
"... tuvimos que aprender a marchas forzadas. Por un lado, para poder seguir la conversación con nuestro mentor y por otro, para ser capaces de verle un orden y un sentido a todo lo que estábamos haciendo.
La experiencia del museo supuso el espaldarazo definitivo para saber hacia donde tenía que orientar mis estudios"
Eduardo Rodríguez
"... después de desembalar, limpiar, sacar brillo y esplendor a cada una de las piezas y restaurarlas en muchos casos, vino la labor puramente científica, clasificar de una manera sistemática, ordenada y coherente todo aquel material. Si se pudieran cuantificar los conocimientos que pudimos ganar en esos meses de trabajo probablemente superaría a algunas asignaturas de facultad."
Pilar Salguero
Queremos agradecer desde aquí la inestimable ayuda de los dos últimos becarios:
Carlos Jerez & Jesús Tallón |